GRACIA REGALO VS OBRAS Y MÉRITOS
Hubo un suceso en un retiro espiritual en el que participaban jóvenes:
“Al llegar la media tarde uno de los hermanos asistentes notó que había desaparecido su billetera con sus documentos y unos $200 dólares aproximadamente de su bolsillo de su chaqueta, que estaba colgada en el perchero. Naturalmente las sospechas, la hostilidad, y el enojo llenaron la atmósfera. Hubo acusaciones, malestar y desprecio. La reunión, tan inspiradora hasta ese momento, perdió su encanto y se interrumpió bruscamente. Luego de un buen rato de dimes y diretes y la más negra perspectiva de un malogrado final de lo que por la mañana había prometido ser un inspirador retiro espiritual. Reuní al grupo e hice la única cosa que sabía hacer. Leí el incidente que narra en el Evangelio de Jn. 8:2-11.
Es la historia de la mujer encontrada en adulterio. Los líderes religiosos deseaban que Jesús la condenará, pero él solamente dijo: “Aquel de vosotros que esté limpio de pecado, arroje la primera piedra”. Como nadie lo hizo, le dijo a la mujer: “¿Nadie te ha condenado?”, y ella respondió: “¿No Señor, ninguno?”. Jesús entonces le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más” Después de esto proseguí, oré para que la gracia de Dios estuviera entre nosotros. Al finalizar la oración, el joven que había robado la billetera se adelantó para hacer su confesión y devolverla. Se produjo una pausa y un silencio expectante. Iban a expulsarlo y mandarlo de regreso a su casa, cuando alguien gritó: ¿Quieres quedarte?. El joven murmuro con vergüenza y timidez: “Si”. “Quédate, quédate, gritaron todos. Y uno tras otro se adelantó para abrazar al jovencito. Y el líder, pidió que entonaran el himno “Maravillosa Gracia”. El Profeta Zacarías, nos muestra quien hizo los cambios en esta escena de tristeza enojo, y es el espíritu de Gracia:
Zacaría 12:10: “Derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
Se puede decir, sin lugar a dudas, que la Gracia es un atributo del Carácter Divino, y podría describirla así:
“Es el favor eterno y totalmente gratuito de Dios en Cristo Jesús, manifestado en la concesión de bendiciones espirituales y eternas a las criaturas culpables e indignas”.
Otra forma de decirlo sería:
“La gracia Divina es el favor soberano y salvador de Dios, en Cristo Jesús, ejercido en la concesión de bendiciones a los que no tienen mérito propio, y por las cuales no se les exige compensación alguna”.
Más aún; “Es el favor que Dios muestra a aquellos que, no sólo no tienen mérito en sí mismos, sino que, además merecen el castigo por su maldad y por fin el infierno”.
Por consiguiente la GRACIA es completamente inmerecida, y nada que pueda haber en aquellos a quienes se otorga pueden obtenerla. La gracia no puede ser comprada, lograda ni ganada por la criatura. Si lo pudiera ser, dejaría de ser Gracia.
Pablo en sus escritos, a la GRACIA la muestra en directo CONTRASTE, con las OBRAS y MÉRITOS, y es concluyente: Rom.11:6
“Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”.
La gracia y las obras o méritos no pueden mezclarse, son como el agua y el aceite
En Rom. 4:1 dice:
“Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2Si Abraham hubiera sido justificado por las obras, tendría de qué gloriarse, pero no ante Dios, 3pues ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia. 4Pero al que trabaja no se le cuenta el salario como un regalo, sino como deuda; 5pero al que no trabaja, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 6Por eso también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7diciendo: «Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.8Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de pecado».
¿Somos salvos por gracia o por obras?:
Un artículo reciente de Selecciones habla de un hombre de sesenta y siete años llamado Bill, que a través de los años había donado más de cien pintas de sangre. Sin duda muchas personas le deben la vida a la bondad de este hombre. En términos del cristianismo, ¿Cómo cree usted que las buenas obras de este hombre pasarán al cielo?, en primer lugar entrará él, para presentar estas obras.
He aquí lo que piensa Bill: “Cuando suene esa trompeta final, y San Pedro pregunte: “¿Qué hiciste?”, le diré: “Bueno, doné cien pintas de sangre”. Y luego agrega, soltando una carcajada: “Eso debe permitirme la entrada”. Es probable que Bill estuviera bromeando. Pero si hablaba en serio, si de veras cree que sus buenas obras le darán entrada al cielo, pues desde su perspectiva sabe muy bien mostrar la ley de las obras. Pero desde la perspectiva de Dios no es así. En Juan 3:16 dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Aquí la escritura es clara, el amor de Dios a la humanidad, esta expresado en la persona que él ha dado, “su hijo” y, la única condición que pide es, “el creer en él y recibirlo a él”, para que como consecuencia podamos recibir la bendición de no perdernos y tener la vida eterna. Al hablar de Salvación dice el vs.17.
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. Ahora en el Vs 18 dice: “El que en él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. ¿Y por qué la condenación?, la respuesta sería: “Porque amaron más las tinieblas de acuerdo a los vs: 19-21”. Leamos estas escrituras: Jn.6:47; Rm 6:23; 5:10, 17; Jn 5:24, Jn 10: 27-28; 1Jn 5:11, 13; Tit 1:2; Jn 11:25; 2Tm 1:10.
En cuanto a las obras, creo que John Bunyan en “el progreso del peregrino” lo explica: “Luego lo tomó de la mano, y lo condujo a una gran sala llena de polvo, que nunca había sido barrida; después de revisarla brevemente, Intérprete llamó a un hombre para que la barriera. Cuando empezó a hacerlo, se levantó tanto polvo que cristiano casi se ahogó. Entonces Intérprete le dijo a una joven que estaba allí que trajera el agua y rociara la habitación; cuando la joven lo hizo, pudo barrer y limpiar la sala con gusto. “Entonces Cristiano preguntó: ¿Qué significa esto? El Intérprete le contestó: Esta sala es el corazón de un hombre que nunca ha sido santificado por la dulce gracia del evangelio; el polvo es el pecado original y la corrupción personal que han manchado al hombre entero: El que empezó a barrer es la ley; pero la joven que trajo el agua y la roció es el Evangelio. Ahora bien, cómo pudiste observar, cuando el primero empezó a barrer, no sólo voló el polvo por toda la habitación sino que casi te ahogas con él; esto es para mostrarte que la LEY, en vez de limpiar el pecado del corazón (con sus obras), lo aviva, lo fortalece y lo incrementa en el alma, porque aunque lo pone de manifiesto y lo condena, no otorga el poder para vencerlo. “Y también has visto que cuando la joven roció con agua la sala, pudo ser barrida con gusto; esto es para mostrarte que cuando el evangelio entra, y con él su dulce y preciosa influencia al corazón, así como la joven hacía que el polvo se asentara en el piso por efecto del agua, así el pecado es vencido y sometido, y el alma del hombre queda limpia por la fe, y en consecuencia está en condiciones de que el Rey de gloria habite en ella”.
Recordemos que gracia es: “Extender favor o bondad hacia alguien que NO LA MERECE Y QUE JAMÁS PUEDE GANARLA” Ef.2:1-9: “No por obras para que nadie se gloríe”. Gál 2:16
Ahora la realidad de ser aceptados por Dios por gracia, está en total contradicción con el intento de ganar su favor por medio de las obras. Además cada vez que la Biblia la define nunca lo hace en una sola frase, aunque la gracia aparece a lo largo de toda la Biblia se ve incontables manifestaciones de ella.
Aun así conociendo lo que dice la Biblia al respecto de la gracia el ser humano tiene problemas con esto, y es por la causa de que todo lo que se gana en esta vida ha sido con trabajo. Las necesidades creadas por los hombres, para que puedan ser satisfechas es necesario el dinero y para tener dinero ay que trabajar; por lo tanto se ha creado una expectativa del día de pago. Cuando llega este día Usted va contento recibe su dinero total mente merecido, y si le falta algo al momento lo reclama. En este respecto la Biblia dice:
“Pero al que OBRA, no se le cuanta el SALARIO como GRACIA, sino como DEUDA; mas al que NO OBRA, sino CREE en aquel que JUSTFICA al impío, su FE le es CONTADA por JUSTICIA”. Ro.4:4,5.
En cambio no he conocido a nadie que se incline ante su jefe en el día de pago y le diga: “Muchas gracias por este obsequio inmerecido”; ¿Cómo podré agradecérselo?. Su jefe pensaría que usted está loco ¿Por qué? Porque el dinero que está recibiendo no es un obsequio. Se lo ha ganado. Se lo merece. Por lo tanto: ¡Gástelo!, ¡Ahórrelo!, ¡Inviértalo!, ¡Regálelo!. Después de todo, se lo ganó con esfuerzo. En el campo laboral los salarios se negocian y se discuten pero no hay gracia: “No se cuenta el salario como gracia, sino como una deuda”. Creo que con lo dicho, Bill tenía una creencia errada.
El propósito de Dios, funciona de manera diferente no existe la relación de empleador Vs empleado. En el aspecto espiritual usted y yo solo merecemos la muerte. Créalo o no, estamos, en total bancarrota, sin esperanza para la eternidad, sin mérito espiritual alguno; no hay nada, absolutamente nada en nosotros que gane el favor de Dios; que es santo y justo. Probablemente habrá alguien que vive moralmente, pero su condición es la misma que aquel que es un corrupto. Todo aquel que desee ser justificado por la eternidad, debe llegar a Dios de la misma forma; en base a la gracia dada en Cristo Jesús. El favor absoluto de Dios no es compatible con el mérito humano, es imposible
Efe. 2:1 “Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. 3Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). 6juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,, 7para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús, 8porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. 9No por obras, para que nadie se gloríe, 10pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.
Con lo expuesto, podemos extraer tres características de la Gracia de Dios:
ES ETERNA: fue ideada antes de ser empleada, propuesta antes de ser impartida: 2Tim 1:9-10. Dice:
“9Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”.
ES GRATUITA: ya que nadie jamás la adquirió por obras o méritos, Rom.3:24 dice:
“y son justificados gratuitamente por su gracia,…”.
ES SOBERANA: puesto que Dios la ejerce y la otorga conforma a su diseño en Jesucristo: En él Por el Para él. A quien Él quiere, Rom.5:20-21 dice:
“20La Ley, pues, se introdujo para que el pecado abundara; pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia, 21porque así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reinará por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”. Si la gracia “reina”, es que está en el trono, y el que ocupa el trono es soberano. De ahí “El trono de su gracia” Heb.4:16 “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
La Gracia y nuestra redención plena en la vida de Cristo resucitado, es algo que ya tenemos y a la vez, es algo que se está realizando. Es decir, nosotros los creyentes hemos recibido por la fe una salvación plena, gratuita y actual, pero al mismo tiempo, en y por Espíritu Santo, este potencial ya en nosotros está creciendo en un proceso experimental por la obediencia compromiso y fidelidad, podemos leer Efe.4:22-24; Col.3:10,16-17.